viernes, 30 de junio de 2017

LETEO, EL RÍO DEL OLVIDO



Leteo: cuyo nombre significa “olvido” era una divinidad nacida del Éride (La Discordia), concebida como una abstracción, y hermana de Hipno (el Sueño) y Tánato (la Muerte). 
Un río del Hades llevaba su nombre (Leteo) y en sus aguas tranquilas las almas de los muertos bebían el olvido de su vida terrestre.

En las doctrinas que postulaban la reencarnación, las almas, purificadas de sus antiguas manchas después de una estancia más o menos larga en el Hades, bebían sus aguas para perder todos los recuerdos del mundo subterráneo, que iban a abandonar para entrar en un nuevo cuerpo.


En La divina comedia, la corriente del Leteo fluye al centro de la tierra desde su superficie, pero su nacimiento está situado en el Paraíso Terrenal localizado en la cima de la montaña del Purgatorio.

En la mitología griega, el mito de Orfeo nos cuenta que Dionisos dijo a Orfeo que para encontrar el reino de Hades, este debería ser capaz de cruzar el Leteo, el río del olvido, donde las almas de los muertos bebían de sus aguas para olvidar su existencia terrenal.

Pero los griegos tenían otro río de aguas milagrosas: Mnemósine, también ubicado en el Hades, cuyas aguas permitían recordar todo lo que el Leteo había barrido de la memoria.
Entre los iniciados en los misterios antiguos existía una doctrina que explicaba cómo eludir las aguas del Leteo tras la muerte, y de esta forma engañar la vigilancia de Hades, y en cambio beber las aguas amargas del Mnemósine. 

Al igual que el Leteo, Mnemósine fue perdiendo su naturaleza fluvial. Con el tiempo se transformó en Mnemosina, que significa "la memoriosa", madre de las Musas que personificaba la memoria.
En la Teogonía, Hesíodo sostiene que todo aquel que sea capaz de formular palabras de autoridad le debe su don al patrocinio de Mnemósine. En otras palabras, que la inspiración se produce gracias a la memoria y no a la imaginación.

Para Platón: Tras la caída del alma, esta se sume en el olvido y dependiendo de la cantidad de realidad que ha logrado asimilar, adopta la forma de un cuerpo con una determinada orientación en la vida (filósofo, rey, político, atleta, profeta, poeta, artesano, sofista y tirano).
Es un proceso cíclico en el que el alma se reencarna de manera continua siendo castigada o recompensada dependiendo de lo hecho en su vida anterior y del que sólo el alma del filósofo conocedor de las verdades eternas es capaz de escapar.


Sin embargo, en Homero no hay vestigio alguno de que el alma sea inmortal, y aunque sea para nosotros quien separa por primera vez cadáver (soma) y alma (psiqué), la sombra del Hades es alma solo. Es cierto que este alma se concibe todavía en términos de doble del muerto, pero el divorcio es absoluto desde el momento en que esas almas van a parar a un mismo lugar lejano, el reino de Hades, totalmente inasequible al mundo de los vivos. Homero posee la concepción primitiva de alma como doble, pero también la supera, pues hay una tajante división entre el hombre vivo y el doble del muerto.
 
 "La búsqueda de los valores verdaderos y eternos, nos lleva por los más insospechados caminos."

En su famoso poema Parménides nos cuenta como viaja hacia las profundidades del Averno.
Cómo, el guardián le abre las puertas para dejarlo pasar…
Estas se separan para abrirle a un gran abismo…es el Tartaro , la morada de la Noche.

El concepto cristiano de infierno se parece más al Tártaro griego, una parte profunda y sombría del Hades usada como mazmorra de tormento y sufrimiento.

Parménides viaja en dirección a su propia muerte, de manera consciente y voluntaria, y la única manera de describirlo es empleando el lenguaje del mito…

Y la diosa me dio la bienvenida amablemente, me cogió la mano derecha entre las suyas y me dijo estas palabras:

"Seas bienvenido, joven, compañero de inmortales aurigas, ... pues no ha sido el hado funesto el que te ha hecho recorrer este camino, tan alejado del transitado sendero de los hombres, sino el derecho y la justicia. Y es necesario que te enteres de todo: tanto del inalterado corazón de la persuasiva Verdad como de las opiniones de los mortales, en las que no hay nada en que confiar."
Pero aprenderás también esto: 
 "Cómo las creencias basadas en apariencias deben ser verosímiles mientras recorren todo lo que es."


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