lunes, 7 de diciembre de 2015

Navidad devoción al consumo, creada para olvidar la festividad Pagana del Solsticio



Durante  esta  época  del  año,  todo  cuanto  nos  rodea  es  una  impúdica  exhibición  del  poder subyugante del Sistema sobre nuestras mentes.
Sin recato alguno, la maquinaria del Sistema nos dice qué debemos pensar, cómo debemos actuar, qué nos debe gustar y cómo debemos expresarnos.
Nos convertimos en esclavos de compromisos y reglas no escritas y nos vemos obligados a gastar dinero con el fin de aparentar ante los demás y ante nosotros mismos.
No hace falta ahondar demasiado en el tema, pues es de todos sabido y cualquier persona con un mínimo de conciencia ya se habrá dado cuenta de ello.
Pero la Navidad nos ofrece también una oportunidad única: la posibilidad de ver de forma mucho más clara cuáles son los engranajes de esta maquinaria infernal que llamamos Sistema y que el resto del año vive agazapada en nuestra psique, manipulándonos como a títeres.

1-¿Por qué razón actuamos de esta manera en esta época del año?
2-¿Qué justificación lógica hay para ello? 

La respuesta a la primera pregunta es obvia. 
Actuamos así, nos comportamos como nos comportamos y hacemos lo que hacemos, porque nos han dicho desde pequeños que “es lo que toca hacer en estas fechas del año” Y punto.
Los  pretextos  que  pongamos  para  repetir  los  mismos  rituales  en  las  mismas  fechas,  son irrelevantes,  porque  ya  nadie  recuerda  ni  a  nadie  le  importa  cuál  es  su  supuesta  justificación argumental.
En la mente de las personas, solo existe un mecanismo instalado que dicta: “estamos en tal fecha y  toca  hacer  tal  cosa,  como  hicimos  el  año  anterior”  Y  así  es  como  año  tras  año,  lo  vamos repitiendo como robots programados.
Llevamos instalado el mismo tipo de programación que le aplicaríamos a una máquina.
Por  otro  lado,  si  salimos  a  la  calle  y  le  trasladamos  a  la  gente  la  segunda  pregunta “¿qué justificación  lógica  hay  para  ello?”,  quizás  nos  respondan  que  la  justificación  para  tantas festividades es “celebrar el nacimiento de Jesús” o “pasar unos días con la familia”; pero en el fondo todas las respuestas ocultan una misma justificación implícita: “en estas fechas debemos actuar de esta manera porque es lo que hacen todos los demás y no queremos quedar aislados del resto del grupo”
 Así pues, y resumiendo: durante la navidad, actuamos como actuamos porque “toca” hacerlo y porque lo hace el resto de gente.
 Fantástico: una fabulosa muestra de la evolución humana y de su intelecto superior; argumentos de  peso  dotados  de  un  “profundo  sentido  existencial”,  que  reflejan  muy  claramente  el  tipo  de esclavitud mental a la que estamos todos sometidos.
Llegados  aquí,  deberíamos  preguntarnos:  ¿Cómo  hemos  llegado  a  este  profundo  nivel  de estupidez y aborregamiento colectivo? ¿Cómo puede ser que seres racionales actúen de forma tan irreflexiva, sin tan solo preguntarse sobre el porqué de sus actos?
Para  tratar  de  responder  a  estas  preguntas,  debemos  comprender  cómo  funcionan  algunos mecanismos…

EL SISTEMA SIEMPRE TIENDE AL VACÍO DE SENTIDO
Este es un hecho que realmente cuesta de comprender.
Y es que con el paso del tiempo, cualquier costumbre o hábito repetido en sociedad, tiende por naturaleza a perder su razón original de ser y a convertirse en un ritual periódico vacío de todo significado y sentido, que empuja a las personas a repetirlo por el simple hecho de repetirlo. Es algo parecido a un estado de hipnosis masivo en el que las personas fueran inducidas a repetir el mismo acto una y otra vez al recibir una señal determinada.
Pero, ¿cómo y por qué sucede eso? 

LA ELIMINACIÓN DE LA CONCIENCIA INDIVIDUAL
El  principal  objetivo  del  Sistema  es  reducir  nuestra  conciencia individual al mínimo, con el fin de arrebatarnos el poder y el control sobre nosotros mismos.
Eso  es  algo  que  consigue  automatizando  tanto  como  pueden  nuestras  respuestas,  como  si fuéramos una máquina programada con una serie de mecanismos lógicos y en el caso concreto de las costumbres y tradiciones, lo consigue porque aprovecha una tendencia natural del intelecto humano.
Lo entenderemos mejor a través de un ejemplo.
Cuando  aprendemos  a  conducir  un  coche,  en  los  inicios,  cada  acción  que  llevamos  a  cabo  la afrontamos  de  forma  plenamente  consciente.  Cuando  queremos  poner  en  marcha  el  coche, escuchamos  nuestra  propia  voz  dentro  de  la  cabeza,  repasando  todos  los  pasos  que  debemos llevar a cabo: “gira la llave, enciende el motor, aprieta el pedal del embrague, acciona la palanca de cambios y pon la primera marcha, suelta el embrague despacio a medida que vas apretando el pedal del acelerador, etc…”
Curiosamente pero, a medida que aprendemos a conducir, nuestra voz consciente se va apagando, como si se alejara en nuestro interior, hasta que al final realizamos todas estas acciones de forma automática.
De  alguna  forma,  cuando  aprendemos  a  conducir,  tendemos  a  convertirnos  en  máquinas  más eficientes  y  somos  capaces  de  realizar  muchas  más  acciones  y  de  forma  más  rápida  y  eficaz, porque  simple  y  llanamente,  hemos  programado  nuestra  mente  para  actuar  directamente, saltando los filtros del pensamiento consciente.
Es algo que podemos comprobar fácilmente: si mientras conducimos el coche en nuestro día a día dejamos de actuar con esa especie de “piloto automático” y empezamos a escuchar de nuevo la voz  consciente  diciéndonos  qué  pedal  debemos  apretar,  cómo  y  cuándo  y  elucubrando  qué marcha  debemos  poner  a  cada  momento,  es  posible  que  cometamos  errores  graves  de conducción y al final tengamos un susto, como si volviéramos a nuestros primeros días en la auto-escuela.
Así pues, por motivos de eficiencia, nuestra mente tiende a automatizar todas aquellas acciones repetitivas que pueden ser sustituidas por mecanismos de programación cerebral, dejando la voz consciente y racional en un segundo plano.
Es una de las capacidades maravillosas que nos otorga nuestro fabuloso cerebro.
El gran problema se presenta cuando aplicamos estos mismos mecanismos de automatización a otros ámbitos de las actividades humanas, para los cuales no resultan adecuados.
Éste es el truco que aplica el Sistema para programarnos y dominarnos.
Aprovechando  esta  tendencia  natural  a  la  automatización  de  acciones  repetidas,  el  Sistema consigue que aceptemos eliminar nuestra voz consciente en otro tipo de actividades que implican una  mayor  escala  temporal  y  en  las  cuales    sería  necesario  tomar  conciencia  del  cómo  y  el porqué de nuestros actos.
Eso explica, que cada año, por ejemplo, repitamos los mismos rituales una y otra vez en las mismas fechas sin tan solo preguntarnos cuál era la función original que justificaba su existencia ni cuál es su utilidad para nosotros.
Llega la fecha y simplemente, hacemos “lo que toca”, de la misma manera que vemos el semáforo en rojo y apretamos el pedal del freno.
Lo hacemos automáticamente… y eso nos convierte en poco más que autómatas.
Es evidente que el mundo de los humanos se ha construido a base de definiciones inventadas por nosotros mismos; de etiquetas que sirven para clasificar y categorizar los conceptos que nosotros mismos creamos.
Uno  de  los  grandes  triunfos  del  Sistema  ha  sido  conseguir  que  en  nuestro  mundo  sea  más importante la etiqueta con la que clasificamos las cosas que su significado profundo o su sentido original.

Eso explica que la “repetición periódica de conductas necias sin sentido ni función práctica por parte  de  personas  que  actúan  sin  pensar  ni  hacerse  preguntas”,  haya  terminado  por  ser  tan importante.

El nacimiento de Jesucristo fue oficialmente proclamado el 25 de Diciembre por los padres de la iglesia en el año 440 DC, como un sincretismo entre la religión Católica del entonces Imperio Romano y la tradición de los días festivos que se observaba popularmente en el solsticio de invierno, que ya era una tradición ancestral Pagana.


Debemos revertir lo impuesto por el sistema, dándonos cuenta que la festividad de Navidad, creada por el Cristianismo, ni siquiera coincide con el verdadero día de nacimiento de Jesús, sino que fue asignada en esa fecha,  para que olvidemos nuestros orígenes Paganos, donde del 24 al 25 de Diciembre se produce el solsticio de invierno en el hemisferio norte, siendo el día más corto y la noche más larga. Pero a partir de este momento el día comienza a crecer y por ello este día se celebraba el “dies natalis invicti solis”, “el día del nacimiento del sol invencible”.

El 25 de diciembre día del “Sol Invictus” (sol invencible) se conmemoraba el nacimiento del Dios "Mitra", cuyo culto y devoción fue extinguido y suplantado por el Cristianismo.


La práctica del Mitraísmo, como la de todas las religiones Paganas, fue declarada ilegal en el año 391 por el emperador Teodosio.

Las fiestas navideñas sólo se empezaron a celebrar a partir de la Edad Media, y fueron los papas de aquella época quienes fijaron la fecha en el 25 de diciembre, precisamente para que los fieles prestasen menos atención a las festividades Paganas del Solsticio de invierno y más a las celebraciones religiosas.
Cosas que ocurren durante el solsticio de invierno:
El solsticio de invierno es el día más corto del año. Esto es así porque se trata del momento en que la tierra está más inclinada con respecto al sol, y por ello recibe menos luz.
Este momento era considerado por muchas culturas como inicio del año, y ese es el motivo de las celebraciones.



 
La tradición celta
En la cultura celta, la festividad del solsticio de invierno recibía el nombre de Yule.
 El Yule designa el momento en que la rueda del año está en su momento más bajo, preparada para subir de nuevo.

La tradición Romana
La fiesta también era una celebración del fin de las tinieblas y el comienzo de un nuevo año.
Aquí puedes ver un fragmento de las palabras que la sacerdotisa pronunciaba para el rito del Solsticio de Invierno:
"Esta es la noche del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aún así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz.


Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al sol, con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda para sujetar la luz. Llamamos al sol del vientre de la noche. Así sea."

¡Feliz Solsticio! 

"Sol Invictus"
Honra a tu Dios Solar
Celebra la adversidad.
Festeja los lazos de sangre y suelo.
Únete en camaradería.
Muere y renace un año más.
Honra al Sol.
¡Salve invencible Sol!



Hermes Trismegisto - Thoth el Atlante



Hermes Trismegisto o tres veces grande.
Hermes es un dios antediluviano, Atlante, y su origen es anterior, hiperbóreo, y su presencia ha sido continua a lo largo de la presente humanidad articulando las tradiciones conocidas…
En la mitología griega, Hiperbórea era una región situada en las tierras septentrionales aún
desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre griego: Hyper Boreas, 'más allá del norte', deriva precisamente de que se creía que el dios-viento Bóreas habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea.
De los hiperbóreos se decía que eran inmortales, además de ser descritos como Dioses.
El dios Apolo conducía cada diecinueve años su carro hacia esta región para rejuvenecer.

“Escuchad en vosotros mismos, y mirad en el infinito del espacio y del Tiempo.
Allí se oye el canto de los astros, la voz de los Números, la armonía de las esferas.
Cada sol es un pensamiento de dios, y cada planeta un modo de este pensamiento.
Para conocer el pensamiento divino.
¿Oh, almas!, es para lo que bajáis y subís penosamente el camino de los siete planetas
y de sus siete cielos.
¿Qué hacen los astros? ¿Qué dicen los números? ¿Qué ruedan las Esferas?
¡Oh, almas perd...idas o salvadas!:
¡Ellos dicen, ellos cantan, ellas ruedan, vuestros destinos!”

Fragmento (de Hermes)
 Hermes griego
Según los himnos homéricos-, nace en la oscuridad de una gruta, durante la noche, y finalmente ha de convertirse en el sol del amanecer. Sus padres son Zeus y Maia.
Como todas las deidades análogas, Hermes alcanza la plenitud de sus posibilidades y el ser humano entonces se deifica a través de un proceso ascendente hacia los cielos, o planos –el mundo intermediario–, como el Corpus Hermeticum y otros textos testifican; lo que es igual a decir que los númenes o ángeles se hacen en él (modo descendente), puesto que el recipiente de su alma ha logrado darles cabida mediante una reciprocidad armónica, posibilidad que puede expresarse en cada alma individual, o ser colectivo, aún en nuestros días...
Se encuentra la purificación personal en el proceso de ascensión, y se libera de toda oscuridad en el proceso descendente.
Corpus Hermeticum
El Corpus hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad, de Bien y de Belleza. Fueron escritos entre los siglos II y III de nuestra era.
En los textos tratan sobre las enseñanzas impartidas por Hermes en Egipto y se supone que el original estaba escrito en este idioma y que no debía ser traducido a otras lenguas pues perdería mucho de su sentido oculto. El propio Hermes profetiza su traducción al griego pero advierte que al traducirse del griego a las lenguas barbaras perdería la mayor parte de su valor místico.
Hermes narra que adquirió su conocimiento a través de una visión mística donde contemplo el movimiento de las esferas, en este éxtasis visionario, Poimandres, es decir La Inteligencia Universal le revelo desde su interior todos los misterios y así se volvió un adepto.
Todo el trabajo del estudiante de los misterios consiste en obtener el estado de conciencia que le permita conversar con su inteligencia interior.
(esto es adquirir la conciencia del manas superior o cuerpo mental abstracto, el inconsciente e inconsciente colectivo de los psicólogos).


Nombre egipcio: Dyehuty
Símbolo de la Luna en la mitología egipcia.
Era representado por un hombre con cabeza de ibis, una pluma y la tablilla de escriba celestial para anotar los pensamientos, palabras y actos de los hombres y pesarlos en su balanza.
También fue representado como babuino. Llevaba el Ank en una de sus manos.
Thoth fue considerado incluso en el período más primitivo como dios de la Luna, y de esta asociación lunar surgieron muchas de sus funciones distintivas. Al igual que la Luna estaba iluminada por el Sol, Thoth deriva gran parte de su autoridad de ser secretario y consejero del Ra divinidad solar, el gobernante lunar, "príncipe de las estrellas, que distingue estaciones, meses y años". De hecho tan importante fueron las fases de la luna para determinar los ritmos de la vida egipcia, Thoth llegó a ser considerado como el origen tanto del orden cósmico y de los religiosos…


Thoth
Fue conocido como "el Maestro de los Maestros" llamado por egipcios y griegos como "el inspirado de los dioses". Fue el Padre de la sabiduría, el fundador de la astrología, el descubridor de la alquimia.
Fue el inventor de los jeroglíficos, enseñó y fundó las ciencias de las Matemáticas, de la Astronomía y de la Medicina.
Los pergaminos o papiros egipcios revelan que Thoth era el que hacía los cálculos relativos a los Cielos, a las estrellas y a la Tierra, y que para ello utilizaba una tabla numérica con la que calculaba los Tiempos y las Estaciones, y otra con la que Medía los Cielos y planificaba la Tierra.
Él era el que equilibraba; era el dios del Equilibrio y el Maestro de la Balanza; era el dios del Cuerpo Divino; el escribano de los dioses; la voz de Ra; el autor del trabajo en cada rama del conocimiento tanto del humano como del divino; el que entendió todo lo que está oculto bajo la bóveda celeste.


La Alquimia
La Alquimia es la aplicación práctica de la Filosofía Hermética que está contenida, en total, en trece partes muy breves dentro de "La Tabla Esmeralda".
La Tabla Esmeralda
Son doce tablillas de color verde esmeralda, éstas tablillas están constituidas por una sustancia resultante por "transmutación alquímica".
El material del cual están hechas es imperecedero, además de resistente e invulnerables a todos los elementos y sustancias.
Se ha determinado que su estructura elemental atómica y celular es fija, ya que no ha sufrido nunca ningún tipo de cambio o modificación.
Estas tablas contienen caracteres en sobre relieve de la antigua lengua utilizada en la mítica isla “desaparecida” de la Atlántida.
Las tablas son de carácter críptico, cuyo propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y su transmutación.
Su antigüedad está datada más allá de los 36,000 años AC.
Deificación
Después de su muerte
(vivió cerca de 300 años), los egipcios lo deificaron e hicieron de él uno de sus dioses, bajo el nombre de Thot… después los griegos hicieron también de él otro de sus dioses y lo llamaron "Hermes, el dios de la sabiduría".
El término "hermético" en el sentido de "oculto", "secreto", "reservado", etc., y esto es debido a que los hermetistas habían siempre observado rigurosamente el secreto de sus enseñanzas...
La obra de Hermes está dirigida a sembrar la gran verdad, al establecer una escuela de filosofía que dominara el pensamiento del mundo. Sin embargo, la verdad original enseñada por él ha sido guardada intacta, en su pureza primitiva…


Hermes Trismegisto, originariamente una simple transfiguración del dios egipcio Thot, pero que posteriormente fue tenido por un sabio que en tiempos atávicos había fundado la alquimia y otras ciencias herméticas. Estudiosos judíos y renacentistas como Marsilio Ficino, lo consideraban contemporáneo de Moisés.
Las obras de Hermes Trimegisto, que se denominaban con el nombre genérico de Hermética, tuvieron una influencia muy importante en el desarrollo del mundo espiritual del Renacimiento.
Hermes fue aceptado en la mitología de los griegos y luego se convirtió en el Mercurio de los latinos. Fue venerado a través de la forma del planeta Mercurio porque este planeta es el más cercano al Sol: Hermes de todas las criaturas era la más cercana a Dios, por eso se le conoció como el Mensajero de los Dioses.
Hermes, el gran semidiós atlante, probablemente el gran iluminador del hombre mortal, enseñó la analogía como la llave de su filosofía. Las relaciones existentes entre los mundos inferiores y los superiores eran la base de su doctrina y el conocimiento de este símil la primera revelación que recibió la humanidad… La esencia de su enseñanza fue que Dios y el hombre están hechos en el mismo molde y que todas las cosas en el mundo inferior y en la esfera menor están hechas bajo el mismo patrón que las cosas superiores y la esfera superior.
Enseñó que descubrir esto era el principio fundamental de la sabiduría.

La inteligencia del hombre es la inteligencia del cosmos:

Poimandres me preguntó entonces: “¿Has comprendido lo que significa esta visión?”.
“Llegaré a comprenderla”, respondí.
“Pues escucha”, siguió, “aquella luz soy yo, el Pensamiento, tu Dios, el que existe antes de la naturaleza húmeda surgida de la oscuridad, y la luminosa Palabra surgida del Pensamiento es el Hijo de Dios”.
“¿Cómo puedo entender eso?”, pregunté.
“Considéralo de este modo: lo que en ti ve y oye es la palabra del Señor, y tu pensamiento es Dios padre. Son indisociables uno de otro y su unión es la vida”.
“Te estoy agradecido”, le dije.
“Centra, pues, tu atención en esa luz y accede así a su conocimiento”.



El hombre es pues mediador, no sólo en su función central sino también como un pequeño demiurgo en una creación que ha existido desde siempre y que se encuentra permanentemente inacabada, viva, en constante metamorfosis y que él puede transformar ya que aparece como el punto o la unidad donde convergen todas las energías creacionales, coronando y dando sentido al plan divino al restablecer los contactos que revelan las analogías, pues el mundo sensible se refleja en el inteligible como el inteligible en el sensible. Todo ello gracias a una red donde el Amor es el protagonista y el matrimonio (Hieros gamos) entre el Cielo y la Tierra una cópula perpetua

El descenso del hombre primordial al abismo de la materia:

Entonces el hombre, que tenía pleno poder sobre el mundo de los seres mortales y de los animales sin razón, se inclinó a través de la armonía de las esferas cuyas envolturas había roto, y manifestó la hermosa forma de Dios a la naturaleza de abajo. Cuando ésta hubo visto que él tenía en sí mismo la forma de Dios junto con la belleza inagotable y toda la energía de los Regentes, sonrió de amor: porque había visto reflejarse en el agua el semblante de esta forma maravillosamente bella del hombre, y a su sombra sobre la tierra. En tanto que él, habiendo percibido esta forma semejante a él presente en la naturaleza, reflejada en el agua, la amó y quiso habitar allí. Desde el mismo momento que lo quiso lo cumplió, y habitó la forma sin razón. Entonces la naturaleza, habiendo recibido en ella a su amado, lo abraza completamente, y ellos se unen pues arden de deseo.

La devolución de los poderes a los planetas:

…La naturaleza más alta lucha por recobrar su estado espiritual. Asciende los siete anillos sobre los cuales se sientan los siete gobernadores y les regresa a cada uno sus poderes inferiores de esta manera. En el primer anillo se sienta la Luna, a ella se le regresa su habilidad para aumentar y disminuir [los poderes de la generación]. En el segundo anillo se sienta Mercurio, y a él se le regresan las maquinaciones, los engaños y la astucia [los poderes de la mente racional]. En el tercer anillo se sienta Venus, a ella se le regresa la lujuria y las pasiones [los poderes del cuerpo material]. En el cuatro anillo se sienta el Sol, a él se le regresa la ambición [el ego]. El quinto anillo es de Marte, a él se le regresa la ansiedad y el coraje. En el sexto anillo se sienta Júpiter, a él se le regresa el sentido de acumulación  y todas las riquezas acumuladas. Y en el séptimo anillo se sienta Saturno, la puerta de Caos, a él se le regresa la falsedad y los planes malignos.

Luego, entonces, estando ya desnuda de los siete anillos, el alma llega a la octava esfera, aquella de las estrellas fijas. Aquí, libre de toda ilusión, mora en la luz y entona alabanzas para el Padre en una voz que sólo el espíritu puro puede entender. Oh Hermes, existe un gran misterio en la octava esfera, porque la Vía Láctea es el semillero de las almas, y de ella descienden los anillos, y a la Vía Láctea regresan otra vez allende las ruedas de Saturno. Pero algunos no pueden subir los sietes escalones de los anillos. Por lo que vagan en la oscuridad y son arrastrados por la eternidad con la ilusión de los sentidos y la materia.


En el segundo libro del Corpus Hermeticum, en el diálogo de Asclepio y Hermes, se dice que el espacio para acomodar al vasto animal que es el cosmos debe ser inmenso e incorpóreo. Dice Hermes:
El espacio entonces, es incorpóreo. Lo incorpóreo es lo divino o es Dios. Entiendo divino como algo que no ha sido engendrado…
Si lo incorpóreo es divino está dotado de esencia; si es Dios entonces está más allá de la esencia, de otra forma sería perceptible. Para nosotros Dios es la percepción más alta, pero no para Él. Puesto que aquello que es percibido es percibido por los sentidos del sujeto percipiente, por ello Dios no es percibido por Sí mismo. Sin embargo, en tanto a que Él es aquello que es percibido, se percibe a a Sí mismo.
Tenemos entonces aquí la noción de que el espacio es lo que no ha sido engendrado y por lo tanto divino o Dios mismo, siendo así la base de donde el cosmos se nutre. Existe así un principio de identidad en tanto a que se entiende que la divinidad es inteligencia pura, y por lo tanto incorpórea (y no tenemos un mejor concepto o analogía para pensar en lo incorpóreo que el espacio). Por otro lado tenemos la paradoja de que Dios no puede ser definido y limitado y por lo tanto debe ser algo más que las cosas que existen en el universo y los sentidos que las hacen conocidas y, sin embargo, ya que todo lo que existe es Él, entonces toda percepción es una autopercepción divina.
Más tarde en el diálogo después de probar que las cosas que en primera instancia son consideradas como vacías, como el aire o como un cuenco, en realidad no lo están, Asclepio le pregunta a Hermes
-¿Entonces que se puede decir que es el espacio en el cual todo se mueve?
-Es incorpóreo, Asclepio
-Y que es lo incorpóreo.
-Nous, la Palabra, surgiendo de aquello que es una totalidad, íntegro y completo; Nous autocontenido, descorporizado, dinámico, inmaculado, impalpable, mantenido por sí mismo, conteniendo e interpenetrando a todos los seres, cuyas glorias son el Bien Supremo, la verdad, el origen del aliento vital, el origen del alma.